A finales del S. XX el filósofo polaco Zygmunt Baumann acuñó el término “Modernidad liquida” y lo elevó, en poco tiempo, a la importancia de una categoría filosófica. En dicho concepto, el autor dejaba expuesto el viraje que sufrirían los seres humanos en el fin del milenio que se iba y que signaría, inevitablemente, al que vendría y al cual reconocía ni más ni menos como la era de las individualidades y la ruptura de los lazos de solidez que durante más de dos mil años sostuvieron las sociedades occidentales.