Cuando se filman historias que transcurren en los años ochenta, por lo general, suelen estar ambientadas en espacios geográficos en los que el pop se propagó como reguero de pólvora (generalmente se dan en ciudades de norteamérica o en las capitales mas cosmopolitas del viejo continente) realizando un recorte arbitrario y ubicando al resto del mundo como si no hubiera participado de esa época o no hubiese tenido algo interesante para aportarle.
Luego de la caída del muro de Berlín muchos de los países que miraron el pop desde la pantalla de un antiguo televisor en blanco y negro o a través de material al que accedían mediante el contrabando, pasaron a formar parte de la comunidad mundial aunque, en algunos casos, tardaron algunos años en plasmar sus vivencias (esas que comparten junto a las que el hombre contemporáneo supone una de las más felices del siglo XX) y materializarlas en pantalla.
El inminente avance del nuevo cine polaco de los últimos años dio interesantes films en los que testimonian su presencia en diferentes momentos históricos sobre los cuales poco se sabía y mucho menos ellos habían experimentado en la pantalla grande (tal es el caso de Ida, con la que ganaron el Oscar al mejor film extranjero en 2015). Y en ese sentido, The Lure, estrenada en el BAFICI 2016 se alza como la película que toma la posta y se ancla en los años ochenta para contar una historia que se devanea entre la fantasía y el realismo dando como resultado una pieza extraña pero no por eso menos atractiva.
La trama se inicia en medio de una atmósfera fantasmagórica y tenebrosa, dos hombres y una mujer totalmente ebrios cantan y bailan al costado de un lago como si fueran víctimas de un trance hipnótico. El grito de la mujer (casi un aullido desgarrador) despierta a dos sirenas que duermen en las profundidades del lago y como reacción ante aquel estímulo emergen a la superficie. Al verlas, los tres personajes se quedan atónitos y una de ellas, con sólo su torso descubierto, les pide que les “permitan vivir una vida normal”.
De esa manera y a través de una transición de montaje las dos jóvenes aparecen en el camarín de un cabaret acompañando a los dos hombres y la mujer que no eran otra cosa que miembros de una banda que interpretaba covers de aquellas celebridades que triunfaban otro lado de la cortina de hierro.
Las dos jóvenes que vivían bajo el agua aparecen como si se tratara de Venus de Boticcelli y exhiben sin vergüenza sus cuerpos que, lejos de reemplazar los pies por las típicas aletas de pez que caracteriza a las sirenas, están desprovistos de sexo, lo cual por sí solo hace que el resto las consideren seres mitológicos. Lo interesante de la situación es que, pese a saberlas seres de otra naturaleza, ni el dueño del cabaret ni los miembros del grupo las tratan como si fueran especiales e incluso disfrutan con sus transformaciones cada vez que las rocían con agua y las jóvenes mutan sus piernas humanas desplegando una enorme cola de pez que deja al descubierto sus verdaderas naturalezas.
Con el correr de los días las jóvenes acaban en el escenario exhibidas como “atracción” en una pileta donde ondulan sus colas al ritmo de “I feel love” de Donna Summer bañadas por la luz azul de los neones (y los reflejos de la bola espejada tan usual en aquellos años) ante un público que brama con sus “actuaciones”. Pero como es de esperar en criaturas de sus características, cuando una de ellas se enamora del joven bajista de la banda, la otra, atacada por los celos e intentando evitar la muerte de aquella (ya que una antigua tradición decía que si una de ellas se enamoraba en el momento en que la besaran se iba a transformar en espuma de mar) se convierte en una especie de vampiresa caníbal que arrasa con todo aquel que se le ponga delante, incluidos los miembros de la banda que la sacaron de su vida acuática y le permitieron vivir entre los humanos.
Con The Lure la directora polaca Agnieszka Smoczyńska logra contar una fábula pop con elementos de melodrama y algunos otros que la emparentan con el mundo gótico de Stoker. La inclusión de momentos musicales y el colorido ritmo de las escenas que sirven de soporte visual para contar la historia son indiscutidamente el verdadero acierto del film, el cual comienza con un planteo de corte fantástico y termina exponiendo un verdadero drama pero tamizado a través de elementos constitutivos del pop, ese que supieron vivir los polacos por aquellos años y que, recién ahora, parecen estar dispuestos a compartir con el resto del mundo.
THE LURE (2015, POLONIA), Dirección: Agnieszka Smoczynska, Elenco: Magdalena Cielecka, Marta Mazurek, Kinga Preis, Jakub Gierzsal, Michalina Olszanszka, Andrej Konopwka. (90´-Color)