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13 Sep
13Sep

Al director inglés Stephen Frears siempre le interesó llevar a la pantalla aquellas historias que estuvieran emparentadas con temáticas sociales, o las que tratan temas netamente humanos. Tanto es así, que en Relaciones peligrosas (1991) protagonizada por Michelle Pfeiffer y John Malcovich, pone al descubierto hasta qué punto es capaz de llegar un individuo con tal de saciar su ambición de poder.En “Negocios entrañables”, Frears cuenta la historia de dos amigos –un nigeriano (Chiwetel Ejiofor) y una joven turca (Audrey Tautou) – que desde hace algún tiempo intentan sobrevivir en la indiferente y poco amigable Londres.

Ambos no solo conviven en la misma casa, sino que, además, comparten el trabajo en un hotel de lujo ocupando los puestos de conserje y camarera respectivamente. Todo parece desarrollarse tranquilamente en sus trabajos, hasta que un día el joven africano descubre un corazón humano, atascado en el inodoro de una de las habitaciones.

A partir de allí, comenzará una investigación personal que lo llevará a descubrir, que detrás de la aparente opulencia que exhibe el hotel y de los pasajeros que alberga, se esconde una organización atroz que se dedica a traficar órganos de una manera “muy especial”. Así es como, descubre que los cuartos de lujo del hotel son el sitio elegido para llevar inmigrantes ilegales, quienes a cambio de la extracción de algunos de sus órganos - en un quirófano precariamente montado para tal fin - se les otorga un pasaporte con la identidad alterada y los formularios sellados que demuestran que están habilitados para vivir tranquilamente en Londres como cualquier residente europeo.

 El tema de los papeles en regla es uno de las cuestiones que les quita el sueño a la joven turca y a su amigo nigeriano. Ellos necesitan imperiosamente regularizar su situación, ya que en poco tiempo se terminan sus visados y pasarían a ser “ilegales”, perdiendo automáticamente sus trabajos en el hotel. Encerrados en un callejón sin salida, los amigos comienzan a barajar la posibilidad de “donar” algún órgano a cambio del ansiado pasaporte, teniendo que enfrentarse al jefe de la banda, que para sorpresa de ellos, no es ni más ni menos que su propio compañero de tareas en la conserjería del Hotel (interpretado por el catalán Sergi López).

La película tiene varios aciertos: por un lado el armado del elenco ha sido muy acertado. Chiwetel Ejiofor desempeña un papel impecable y Audrey Tautou, da una prueba más de la gran capacidad interpretativa que había demostrado en “Amelie”, el brillante film de Jean Pierre Jeunet. Por otro lado, lo más interesante en este film no es que toque el tema del tráfico de órganos, sino que, valiéndose de ese hecho, logra poner al descubierto las penurias a las que son sometidos aquellos inmigrantes que quedan a merced de estas redes que se aprovechan de su necesidad y desesperación.

De esta forma, basándose en la historia de estos dos amigos, el director describe los diferentes abusos a los que son sometidos los inmigrantes ilegales, y de esas escenas, se desprenden temas como la desigualdad, la lucha de clases, la explotación del hombre por el hombre y la xenofobia, entendida como una consecuencia inmediata de la crisis de valores que viven las sociedades modernas.

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