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24 Jan
24Jan

Luego de ver Violencia de grupo uno tiene la sensación de que bastante se han cargado las tintas sobre los migrantes provenientes del Islam como para además, utilizarlos como el único enemigo posible para desestabilizar al orden y quejarse de las falacias de un sistema que cada vez excluye más en vez de otorgar bienestar a quienes viven bajo su órbita. Con ese conflicto a cuestas, el reconocido actor francés Vincent Cassel interpreta a un hombre de cincuenta años, ex convicto, violento en recuperación desde hace más de una década y obrero en una fábrica parisina que, bajo los efectos de la alienación capitalista,  un día decide vestirse con una burca y salir por las noches a provocar a delincuentes y a la policía quien, lejos de imaginar que bajo el negro manto se esconde un hombre, cree enfrentarse a un posible atentado terrorista.

El personaje que compone Cassel bajo la dirección de Karim Boukercha es más que interesante ya que cuenta con todos los elementos del hombre moderno que se cree traicionado por la aplicación de políticas perjudiciales o por la desidia de los dirigentes de su país (ese que muchos veneran como el ejemplo de excelencia del mundo occidental) y ante semejante vacío existencial, decide que la única manera de protestar y resistir es camuflándose bajo el que sabe de antemano es el enemigo público número uno de la nación. 

Pero el cortometraje va mucho mas allá en la elaboración del conflicto y sostiene el avance del plan con la inclusión de otros malvivientes y excluídos que ven en su forma de actuar una posibilidad para salir del cono de sombra en el que se creen sometidos y que, pese a saber que no lograrán modificar las estructuras que los llevaron hasta ese lugar, al menos anhelan la concreción de  pequeñas venganzas que parecen ser el único derecho que les es permitido ejercer.

Si bien el corto muestra una pequeña historia que es una entre tantas de las que suceden en la decadente Francia de los últimos tiempos (y que se hacen más visibles en cuanto el lente de los cineastas se aleja de las luces de la Ciudad Luz) supone una fuerte denuncia contra los abusos de los empresarios, la precariedad de la situación laboral actual, la falta de oportunidades, la descarnada lucha del proletariado por sobrevivir en un mundo donde la burguesía aún sigue rigiendo los designios de la patria y donde lo humano cada vez tiene más problemas para no ser absorbido  por el avance de la tecnología y sobreponerse a los designios que la modernidad –mal entendida- trajo aparejada.

Siguiendo esa línea de pensamiento el personaje interpretado por  Cassel parece ser un hombre predestinado a sobrevivir.  No lo mató la delincuencia en la que estuvo metido, ni la droga, ni las malas compañías ni mucho menos un ataque terrorista de esos que pueblan los titulares de los diarios sino que, al igual que al resto de buena parte de la población el verdadero asesino no es ni mas ni menos que el propio sistema. 

El film a su paso por las pantallas de los mas importantes festivales de cine del mundo ya cosechó un premio en la 72º Mostra de Venezia y, en esta nueva edición 2017 del French Film Festival tiene grandes posibilidades ya que teniendo en cuenta la temática elegida, el trabajo actoral de Cassel y la brillante dirección de Boucherka la vuelven una de las piezas mejores posicionadas dentro de la selección de cortometrajes en la que compite de manera oficial.

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