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11 Feb
11Feb

Ser adolescente no es fácil en ningún lugar del planeta. Pero si al momento más complejo de la vida se le anexan  una madre que no sabe guiar y acompañar, un padrastro desinteresado y un padre ausente a cientos de kilómetros de distancia, el resultado no puede ser menos que la obtención de un ser rebelde y escéptico disfrazado con piel de vándalo. Con ese conflicto y la cuestión adolescente sobre sus espaldas es que el director Hélier Cisterne pensó junto a otros guionistas una historia que diera cuenta del problemático proceso de la vida y la forma en que se lleva a cabo dentro de una estructura social moderna como es la francesa. 

El film básicamente cuenta la historia de Chérif, un joven de 15 años que debido a sus problemas de conducta (en su ciudad natal fue suspendido varias veces de la escuela y debió enfrentar algunos procesos por contravenciones con automóviles y algún que otro robo) es enviado a Estrasburgo, ciudad en la que no sólo viven sus tíos y un primo (y que es la familia que lo acoge) sino además su padre, a quien no ve desde hace años y al que se deberá enfrentar ni bien comience a desarrollar el intento de vida en esa ciudad.

Al llegar se encuentra con una ciudad en la que las normas y las reglas parecen ser mucho más estrictas que las de su ciudad natal y poco a poco, descubre el secreto que guarda su primo, quien lejos de ser un joven erudito y de conducta intachable como demuestra, esconde un grafittero que por las noches abandona la habitación para irse a pintar paredes junto a otros jóvenes que forman una pequeña organización (delictiva, claro está, teniendo en cuenta la prohibición de pintar grafittis en la vía pública o en frentes de propiedad privada).

Con una conducta proclive al mal vivir y un gran sentimiento de rebeldía eterna, Chérif le pedirá  su primo sumarse a la banda de pintores que patrullan las calles munidos de aerosoles y encontrará en ello no sólo una forma válida para catalizar sus emociones, miedos (toda rebeldía lo presupone) y frustraciones sino, además, la posibilidad de plantearse un lugar en el mundo, el cual hasta ese momento se le había presentado como una posibilidad vedada.

Pero lo cierto es que la aparición de su padre y el enamoramiento que siente por una joven de su escuela (también africana y con un espíritu rebelde pero sublimado mediante el estudio – como la mejor opción para sobrellevar el sistema- y el buen comportamiento tanto en su ámbito familiar como en el social) Chérif se encontrará viviendo una realidad desconocida (y que cree no ser merecedor) la cual le provocará algunos altibajos emocionales, hasta que la historia da un punto de giro más que interesante y provoca que el joven logre salir de sus complejos como Teseo del laberinto.

El film junto a Eastern boys podría ser uno  de los grandes candidatos para ganar el premio al mejor largometraje ya que es una historia más que interesante (y necesaria en algún punto) que focaliza en la dura y compleja etapa de la adolescencia pero que, a la vez, ésta oficia de excusa o disparador para analizar algunos de los procesos sociales que se viven en las grandes capitales de Francia (y que, como bien se sabe, luego sirve de modelo para medir las filias y las fobias del mundo occidental) los cuales dejan al descubierto cierta similitud con la cuestión de la inmadurez, la intolerancia y la rebeldía vacua basada únicamente en el desconocimiento y la ignorancia de algunas de las cuestiones que rechazan (como el racismo, la xenofobia, la discriminación por diferentes causas y razones, etc.)

Por todo ello Vandal es una película imprescindible en estos tiempos en los que el país galo ocupa las primeras planas de los diarios no con pasarellas de moda, eventos glamorosos o divagues del primer mundo sino por cuestiones que devinieron inevitables luego del proceso social experimentado en los últimos años. En definitiva, una pieza que, además de contar una historia de rebeldía adolescente con ribetes de etnicidad e incomprensión como motor del conflicto, puede ayudar a entender el origen de los atentados terroristas y la delgada línea que supone la falta de respeto tanto del género humano como de las ideologías. 

VANDAL (Francia-2013), Dirección: Hélier Cisterne, Elenco:  Zinedine Benchenine, Chloé Lecerf, Emile Berling, Jean-Marc Barr, Guión:  Hélier Cisterne, Gilles Taurand, Katell Quillévéré, Nicolas Journet, (Duración: 1h 24´-Color)

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