El nuevo cine francés desde hace un tiempo supo ampliar la mirada ciclópea que sólo parecía iluminar los problemas que afectaban a la decadente burguesía parisina o bien a la castigada clase media que lucha a capa y espada por mantenerse en ese lugar. Como consecuencia de ello, la inclusión de los pueblos migrantes en el mundo del séptimo arte supuso una puerta de acceso a nuevas culturas y un acercamiento a sus modos de vida, cosmovisiones e identidades dando como resultado la posibilidad de entender a ese otro que hasta ahora parecía estar sumido a visiones antropológicas y que lejos de incluir se transformaban en el combustible que alimentaba un caldo de cultivo propicio para el desarrollo del racismo y la xenofobia.
El caso de Maman(s) es un buen ejemplo de ese acercamiento que el cine produjo entre las dos culturas, esas que, del mismo modo tal como sucede con las protagonistas del cortometraje, quedaron hermanadas frente a las inclemencias del siglo XX logrando un ensamble semejante al que viven miles de familias que luego de su atomización por diferentes causas, lograron reinventarse y forjar una nueva estructura social.
Expone una historia mucho más común de lo que se cree y que refleja las nuevas formas de consolidación de las familias en la actualidad, pero con el agregado del componente cultural debido a condiciones de etnicidad (la familia en cuestión es senegalesa) la cual vuelve al conflicto mucho más interesante.
Para contar el relato la directora Maimouna Doukuré elige a Aida, una niña de ocho años que vive junto a sus padres y su hermano adolescente en un minúsculo apartamento en las banlieues de París totalmente adaptados al modo de vida de la gran capital. Un día su padre viaja a Senegal para visitar a algunos familiares que quedaron allí y, al regreso, retorna con una mujer de la que dice es su esposa y con un bebé.
A partir de ese momento, el grupo familiar completo entra en crisis y la pequeña Aida será quien a través de su mirada de niña (y portadora de un Complejo de Edipo que sería la delicia de cualquier psicoanalista) intenta una serie de hechos y prácticas (terrenales y de las otras) para lograr que la intrusa y el bebé que llegaron a sus vidas, salgan por la misma puerta por la que entraron.
La historia es sencilla en apariencias y con ella la directora ilumina una situación que viven muchos de los migrantes que llegan a Francia y que está relacionada con la adaptación de la nueva realidad (entendida como la resultante de prácticas sociales, culturales e incluso religiosas) y el cúmulo cultural que dejan tras de sí.
En el film a primera vista la tensión en Aida aparentemente surge de los celos que le supone saber que su padre mantiene una relación paralela a la que ella considera la familia oficial, pero en realidad, lo que subyace bajo la punta del iceberg es la imposibilidad de comprender la poligamia tanto por su parte como por la de su madre dado que se encuentran en un país donde la misma no es aceptada y su cosmovisión cambió en el mismo momento en que ambas mudaron de medio.
Maman(s) es una excelente oportunidad para indagar en la mentalidad de los inmigrantes y los problemas que suponen la adaptación cultural en un país extranjero, tema que no sólo sirve para acercarse a una realidad que quienes no forman parte de ese colectivo sino que además amplía el marco conceptual para comprender muchas de las problemáticas que surgen de la relación entre los franceses y ellos y para entender varias de las cuestiones que los relega al lugar de “otro” que tanto aísla y margina.
Este cortometraje formó parte del French Film Festival 2017 en la categoría Womens Life.