Las nuevas producciones de cine francés se me vuelven demasiado explícitas, un tanto procaces y poco efectivas a la hora de sostener estructuras de guión. Luego de ver El desconocido del lago (que por momentos parece abiertamente una película porno-gay) me dí cuenta de que el cine comenzó una nueva etapa, una en la que donde antes se sugería y se apelaba a los recursos para tal fin (fuera de campo, elipsis, fundidos) hoy es necesario mostrar genitales en primer plano y si es desplegando sus funciones en su totalidad aún mejor.
Y luego si eso es efectivo o necesario para ilustrar la trama, ya nadie parece preguntárselo.En la década del setenta cuando se estrenó Calígula (primer film a medio camino entre la épica histórica y el erotismo al mejor estilo de Emmanuelle) el público se horrorizó y los censores o bien la prohibieron en algunos países o bien dejaron exhibirla en otros, pero bajo pena la condición de que se explicitara su condición de “Prohibida para menores de dieciocho años con reservas”.
Por entonces los penes al aire, los pezones erectos en primer plano, las fellatios explícitas, las escenas de orgías y los bacanales a los que se sometían los personajes volvieron a la pieza una verdadera muestra de sacrilegio y perversión.Sin embargo, los tiempos han cambiado, porque tanto en El desconocido del lago como en Les rencontres d´aprés minuit, se utilizaron la misma cantidad de escenas explícitas que en aquella y no sólo no tuvieron inconvenientes para llevar a cabo sus exhibiciones sino que, además, se les otorgó un lugar de privilegio en varios festivales de cine del mundo y sus directores llegaron a ser comparados por algún crítico diletante (o maleable a las presiones de las compañías cinematográficas) con el mismo Almodóvar, quien si bien filmó historias intensas y con un estilo inigualable, siempre fue el maestro de lo sugerido y jamás necesitó de una escena de sexo explícito ni para sostener una trama ni para atraer al público.
En Les rencontres d´apres minuit Yann Gonzalez parece apelar un poco a este último pensamiento. Apenas se conoció la existencia del film, ya desde su afiche se sugería una historia fuera de lo común. La orgia como centro de la trama siempre es atractiva, sobre todo porque suele activar en el espectador aquello que suele subyacer en su inconciente bajo la forma de fantasía. O sea, en otras palabras, el tan conocido adagio “el cine como espacio para proyectar aquello que no puedo o no me animo a hacer”. Y si a eso se le sumaba la presencia de un mucamo travesti que oficiara de anfitrión y un grupo heterogéneo de asistentes (entre los cuales no faltaba casi ningún rol social) el film parecía tener todas las de ganar.
Con esos elementos – y con un camino allanado ya por El desconocido del lago- Yann Gonzalez dio rienda suelta a la invención de su orgía y ubicó a los eclécticos personajes en algún lugar de Francia (por la espesa nieve y el frondoso bosque que circunda la casa queda claro que es un sitio alejado de París, como si tuvieran que irse bien lejos para vivir la experiencia sin ser vistos por el resto de la sociedad).
Así es como en una noche de tormenta y nieve llegan a la misteriosa casa regenteada en apariencias por el travesti una pareja muy joven y algo psicótica (ella, interpretada por Kate Moran, tiene un rostro que denota haber pasado por una mezcla de llanto y somníferos) y al joven -Niels Schneider- le falta un ojo, el cual tapa con un parche como si fuera un pirata.
Una vez llegados a la casa musicalizan la espera (a través de una máquina que pasa música de acuerdo al estado de ánimo que presente quien ponga una mano en ella) y comienzan a llegar los demás invitados. Los primeros en seguirlos son la Prostituta (Julie Bremond) y luego El semental (interpretado por Eric Cantona) y el adolescente (Alain Delon Jr.) Al estar todos en la sala se dan cuenta de que falta alguien y ahí es cuando del otro lado suena el timbre dejando al descubierto la voz de La Estrella (Fabienne Babe), quien pide que antes de que abran la puerta, apaguen todas las luces y que la orgía se lleve en penumbras, bajo pena de abandonarla si alguno rompe con la condición.
Así es como ingresa y todo hace pensar que comenzará la acción y la secuencia explícita que ya se anticipa unos minutos antes en una sugerente escena entre el travesti y el semental.Pero allí es cuando el travesti se alza como la voz cantante del encuentro y les pide que, antes de tener sexo deliberadamente, deberán saber todo acerca del otro, para lo cual es necesario que cada uno cuente su historia.
Y ese es quizás el momento más lúcido del film porque en cuestión de segundos deja de ser una promesa de película erótica para transformarse en otra cosa, en una pieza difícil de clasificar y que, cuanto más se aleja del Caligula de Tinto Brass bien se acerca al Decamerón de Bocaccio, ya que al igual que aquel, para sobrevivir a la noche de encierro la única salida parecen ser los relatos de corte picaresco, los cuales si se tiene en cuenta la fiesta planteada por el director, a ninguno de los personajes les falta.
A medida que cada uno de los personajes va contando sus vidas muchos de los elementos que al principio parecían una desprolijidad o un error de guión, comienzan a cobrar sentido. De esa forma es como la historia comienza a mutar y, a medida que pasan los minutos, cada vez se diluye y se aleja más la tensión sexual del inicio y más se condensan las necesidades y carencias de cada uno de los asistentes (incluso en aquellos que devienen en personajes fantásticos y que bien podrían formar parte de las novelas del romanticismo inglés o alemán).
Con todos esos elementos Gonzalez logra salir airoso de la gesta que se propuso, aunque es digno de destacar que la película, por eso, es un híbrido que se debate entre el drama, la comedia, el melodrama, la fantasía, el horror y todo filmado a través de un lente y una mirada que sólo parece hacer foco en el costado más camp de la vida y del arte (quizás por ello muchos lo confundan con el “sucesor” de Pedro Almodóvar).
Por ello Les rencontres d´apres minuit es un film interesante, con un adecuado uso de la música y del montaje (que en algunos casos logra compensar los errores de guión) pero con un final que deja la sensación de que la historia elegida era mucho más intensa de lo que finalmente se terminó contando. Un film que demuestra un sólido conocimiento de los elementos cinematográficos (en el sentido amplio del concepto) y un talento que existe pero que, por ahora, aún parece estar en una las etapas iniciales de su desarrollo.
Seguramente si Gonzalez continúa en esa línea, en algunos años logre ocupar un sitio importante en el mundo del cine francés. Pero para ello, por ahora, habrá que seguir esperando.
LES RENCONTRES D´APRÉS MINUIT (2013-Francia), Dirección: Yann Gonzalez, Elenco: Kate Moran, Niels Schneider, Nicolas Maury, Eric Cantona, Fabienne Babe, Alain Delon Jr., Julie Brémond, Béatrice Dalle, Música: Anthony Gonzalez-M83, Fotografía: Simón Beaufils. (90´-Color).