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09 Feb
09Feb

El mundo del arte suele ser un tanto discriminatorio con aquellos personajes que llevan a cabo lo que la academia considera “artes menores”.  Los  grandes fotógrafos de la historia, por ejemplo, o los iconoclastas más reconocidos del séptimo arte tardaron décadas en ser reconocidos como tales y con los profesionales de la moda sucedió algo similar, tendencia que recién comenzó a revertirse cuando a fines del siglo XX, diseñadores de la talla de Versace, Armani o Jean Paul Gautier tomaron por asalto las salas de los museos más prestigiosos del mundo dejando en claro que la moda también es un arte tan digno como cualquiera de los otros que, desde siempre, ocuparon un sitio de privilegio y no debieron luchar por un espacio justamente reconocido como parte de la cultura de un momento histórico determinado.

Dentro de ese grupo de diseñadores de moda, está claro que no todos gozan del mismo talento ni cuentan con los suficientes conocimientos de arte como para poder plasmar el pulso de una época a través de la indumentaria (y lograr con ella piezas de tan alto valor capaces de valer tanto como los cuadros de un pintor famoso o transformarse en objetos codiciados en las subastas más reconocidas del mundo), pero ese, claramente, no fue el caso de Yves Saint Laurent.Es por eso que el director y actor Jalil Lespert (conocido por sus actuaciones en PA-RA-DA y en Recursos Humanos) se decide a echar luz sobre uno de los personajes más idolatrados y controvertidos del mundo de la moda y que, desde su muerte en el 2008, buena tela dio para cortar al mundo del cine ya que hasta ahora se han realizado una biografía documental -L´amour fou- a cargo de Pierre Thoretton y la denominada Yves Saint Laurent: 5 Avenue Marceau 75116 París, en clara alusión a la casa atellier del modisto en la ciudad luz.

Pero a diferencia de las otras producciones, la de Lespert es sin dudas una de las mejor logradas ya que llama la atención no sólo por el interesante punto de vista desde el cual cuenta la biografía (a través de los ojos y la voz de Pierre Bergé, pareja del modisto y manager además de talentoso periodista) sino por la elección de actores que realizó ya que en su mayoría (y sobre todo los protagónicos) son miembros de la talentosa compañía estable del Teatro de la Comedie Francesa.

La particular biografía de Laurent comienza a contarse a partir de su adolescencia en Orán (ciudad ubicada al norte de Argelia en la que vivió allí junto a sus padres que residían en ella por cuestiones laborales) y su desembarco definitivo en París como empleado de la Casa Dior en la que cumplió tareas de ayudante del gran Christian y se fue forjando la esencia que años después desplegaría en las pasarelas parisinas pero ya como el autor de sus propios diseños. Así, a lo largo de los noventa minutos que dura el film el espectador se transforma en testigo omnisciente de los hechos más relevantes en la vida del diseñador y toma conciencia de  cómo incidieron aquellos en  la incesante evolución de sus diseños que demostraban ser el fiel reflejo de los vaivenes a los que el personaje estuvo sometido en los diferentes momentos de su existencia.

Quizás ese sea el mayor acierto de Lespert a la hora de elegir desnudar frente al público a uno de los hombres más controvertidos del mundo de la moda. El hecho de mostrar en pantalla los aspectos más privados de la vida del personaje (tales como la abierta homosexualidad que experimentó en plena década del sesenta, sus problemas con el mundo de las drogas, las debacles financieras, las relaciones enfermizas que forjaba con quienes iba conociendo en el camino o los altibajos emocionales que fueron, así parece, la causa de su derrumbe final) lo presentan como un hombre enormemente humanizado (con todo lo que ello implica) y alejado del mito que los franceses se encargaron de legitimar al contarlo entre los hombres más talentosos e ilustres del siglo XX.

En cada uno de los encuadres, las composiciones (algunas son realmente bellas y dan la idea de un gran conocimiento del arte en general) y los diálogos muy bien logrados -gracias al gran trabajo de guión- Lespert deja en claro su admiración por el personaje al cual se encarga de cuidarlo hasta el más mínimo detalle incluso hasta el final (cuando la decadencia y la vejez del modisto es resuelta con una interesante elipsis dejándole al espectador el recuerdo de un Laurent en todo su esplendor, creativo, icónico y con la frescura del extraño rostro que fue no sólo un signo de identidad sino también canon estético para muchos hombres contemporáneos que lo tomaron como ejemplo).

De todos los elementos fílmicos hay que reconocer que el más logrado (y por ende el que más sobresale) son las inolvidables actuaciones de Pierre Niney (en la piel de Yves) y de Guillaume Gallienne (quien encarna a Pierre Bergé) dos de los actores estrella en este momento por aquellas tierras  y que forman parte de la compañía de la comedia más prestigiosa de París. 

Estas cualidades actorales queda claro que, pudieron ser desplegadas por ambos intérpretes,  gracias al interesante punto de vista de Lespert al contar la historia desde el seno mismo de la pareja, iluminando los claroscuros existentes en ella y exaltando el amor que ambos se prodigaron y que hicieron que, en definitiva, Yves Saint Laurent dejara de ser el nombre del modisto y se transformara en la exitosa sociedad comercial que, aún hoy, después de su muerte, continúa dirigida por el mismo Bergé, sin perder el prestigio y el glamour que la caracterizaron.

Los otros dos aspectos que valen la pena destacar son la dirección de arte (ya que debió diseñar ambientes y locaciones adaptadas a los años sesenta, setenta y ochenta, pero en espacios tan dispares como París, Orán, Marruecos y algunos de los sitios que la pareja de Laurent-Bergé conocieron y en las cuales vivieron durante algún tiempo como forma de inspiración para las colecciones que luego tendrían lugar en la maison de la calle Saint-Honoré) y la música, verdadero elemento contextualizador y, por momentos, parte indispensable para la construcción del relato biográfico.

Con esta puesta Jalil Lespert da una muestra más de las condiciones que tiene para sostener el lugar que ya tiene ganado dentro del cine francés y aporta una visión muy bien lograda de un personaje importante para la cultura y el mundo de la moda. Una pieza más que destacada dentro de las biografías cinematográficas y con una estética y un tratamiento que la vuelven indispensable para los amantes del género.

YVES SAINT LAURENT (2014-Francia), Dirección: Jalil Lespert, Elenco: Pierre Niney, Guillaume Gallienne, Charlotte Le Bon, Laura Smett, Marie de Villepine, Nikolai Kinsky, Ruben Alvez. Guión: Jalil Lespert, Fotografía:Thomas Hardmeier (101´-Color).

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