Si hay algo que trajo aparejado el nuevo milenio fue la legitimación y aceptación de algunas figuras psicológicas y sociales que, hasta mediados del siglo pasado, aún escandalizaban o eran carne de cañón para los más diversos debates. Pero sin lugar a dudas las que mas llamaron la atención–e incluso hoy siguen haciéndolo- son aquellas relacionadas con la sexualidad y con el modo de relacionarse de los humanos respecto a los sentimientos.
Así es como entre algunas de esas figuras aparecieron la aceptación de la homosexualidad, la legalización del matrimonio igualitario, el auge del movimiento swinger y los que apoyan la libertad sexual independientemente de aquellas predeterminaciones según la concepción determinista (o hablando vulgarmente "del sexo que a cada uno le tocó en gracia").Pero más allá de que todas estas hayan modificado los cánones de moral propuestos en las sociedades modernas, pocas continúan provocando debates y desencuentros como las relacionadas con las “relaciones abiertas” o poliamorosas.
La Real Academia Española aún no ha incorporado el neologismo pero la acechante Wikipedia - que no tarda en definir y rotular aquello que nadie ha hecho hasta entonces- sí lo hizo. Basándose en análisis y estudios de psicólogos, psiquiatras e incluso antropólogos estableció que Poliamor significa tener más de una relación íntima, sexual y duradera de manera simultánea con varias personas, con el pleno consentimiento y el conocimiento de todos los amores involucrados. Y de eso es de lo que trata Drei, el film escrito y dirigido por Tom Tykwer quien puso sobre el tapete una práctica humana cada vez más común y que, generara con ella, un debate más que interesante luego de la proyección en la 62 Berlinale.
Drei (tal es el título en alemán) cuenta la historia de Hannah y Simón, una pareja que vive en Berlín y que, afectados por la inevitable rutina a la que lleva la convivencia, comienzan a atravesar una crisis en la relación. En ese mismo momento, Hannah comienza a encontrarse en diferentes lugares y situaciones con Adam, un genetista que es un excelente científico y casi una eminencia pero que atraviesa desde hace años una crisis de identidad que lo lleva a tener experiencias bisexuales con diferentes personas que se cruza en el camino.
Dadas las casualidades que los ponen frente a frente Adam y Hannah comienzan a tener una relación en la que se ven a escondidas, siempre que las ausencias laborales de Simón lo permitan. Pero en el medio surge un problema que cambiará el curso de la historia: a Simón le detectan un cáncer de testículo por lo cual debe ser operado de urgencia para salvar su vida y esa misma noche descubre que es padre de un hijo de diecisiete años, con lo cual deja al descubierto su fertilidad, la cual creía defectuosa hasta entonces.
Luego de la operación Simón comienza a concurrir a un natatorio en el corazón de Berlín, el mismo al cual asiste el atribulado médico amante de su esposa. Allí, al mejor estilo de una tragedia griega, estos dos hombres trabarán una relación amistosa en un primer momento y que luego deriva en un apasionado romance homosexual haciendo dudar a Simón de su verdadera sexualidad.
Y mientras tanto, la relación entre Simón y Hannah sigue su curso, como si nada pasara, al mismo tiempo que ambos, sin saberlo, comparten la infidelidad y el amante.Sin embargo, como en el teatro griego toda tragedia llega a su fin, y será el repentino embarazo de Hannah el que la haga dudar acerca de con cual de los dos hombres se va a quedar finalmente: si con el que está a punto de convertirse en su esposo o con el que alimenta sus más ardientes pasiones y calma sus más bajos instintos.Y ahí es donde el destino aparece en escena como un personaje más y deja al descubierto la verdad, haciendo que los protagonistas del triángulo decidan cómo seguir con sus vidas de ahí en más.
La película de Tykwer se entromete con un tema que quizás por lo novedoso o lo poco tradicional, es prácticamente tabú en la sociedad actual. Con cánones arraigados en el inconsciente colectivo sobre cuestiones como fidelidad, amor eterno, respeto mutuo y decencia u honor, la hipótesis de poliamor planteada por él resuena en las cabezas de los espectadores y provoca tanto rechazo como dudas. Al final de la película nadie puede negar que una historia de amor formada por más de dos personas no sea una historia de amor y que, si se logra pensar como los protagonistas, e intentar cierta empatía con la temática, la propuesta puede ser muy interesante ya que desmitifica la idea del poliamor como una desviación o un problema psiquiátrico de quienes lo viven y lo perfeccionan.
Drei es un film difícil de clasificar. A primera vista aparece como un drama romántico (siempre las historias de amor que parecen pender de un hilo lo son) pero tiene inserciones de otros géneros tan bien dosificadas a lo largo de la historia que al final es difícil encuadrarla dentro de uno solo, lo cual le da una forma tan polifacética como la relación que viven los personajes. Y ya solo por ello vale la pena verlo.
La pieza participó de la 62 Berlinale y estuvo nominada al Golden Lion en la 67 Mostra de Venezia.
DREI (2010. Alemania) Director: Tom Tykwer, Elenco: Sophie Rois, Devid Striessof, Angela Winkler, Sebastian Schieper. Guión: Tom Tykwer, Música: Reinhold Heild, Gabriel Isaac Munsey. Duración 110´, Color.