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25 Jan
25Jan

Los atentados de las Torres Gemelas fueron una bisagra en el inicio del nuevo siglo XXI. Apenas comenzada la nueva centuria, los aeropuertos se transformaron en la puerta de acceso al terrorismo y cualquier persona que se desplazara por ellos, independientemente de su nacionalidad, religión o condición social, podía ser considerado un enemigo. Desde entonces los controles se endurecieron, las condiciones de ingreso a los  diferentes países aumentaron en calidad burocrática y las leyes de extranjería, de manera sutil, invitaban a pensar más de una vez si realmente se justificaba pasar por todo aquello a la hora de desplazarse por el mundo. 

Bajo esa idea, el cine como espejo de la realidad comenzó a contar algunas historias de las tantas que pulularon desde entonces en el imaginario colectivo y que encuentran, en los aeropuertos, un espacio que funciona como una verdadera usina generadora de historias, tantas como pocas otras fuentes lo hacen.Alexis Michalik decidió formar parte de ese colectivo cinematográfico que  hace foco en las historias de aeropuerto y, a través de Au Sol (cortometraje de 18´de duración) relatar una de las historias más bellas que se hayan contado en ese formato y referida al mundo de los viajeros y las desavenencias que pueden surgir en los aeropuertos. 

En su film, el director francopolaco  expone la historia de Evelyne, una azafata que día tras día llega al aeropuerto para hacer su trabajo de manera monótona y un tanto sin sentido y se encuentra con un matrimonio de inmigrantes (con un bebé) que intentan el ascenso a un vuelo a Londres (para asistir al velatorio del padre de la mujer) y padecen todas las trabas burocráticas posibles.Al no contar con la documentación  de la niña la mujer no puede tomar el vuelo y su esposo debe hacerlo solo. 

Ante la gravedad del caso, la empleada del mostrador le dice que hay un vuelo en dos horas, tiempo que le da la posibilidad para ir a su casa a buscar la documentación y volver. A partir de esa nueva oportunidad, comienza un espiral de tensión que va in crescendo y que se agrava cuando la mujer retorna y, por un error, su espacio en el avión fue vendido. 

En ese momento, la azafata toma el caso e intenta que desde la aerolínea le den una respuesta y, paradójicamente, pasa a sufrir las inclemencias de la burocracia en carne propia y, como el diálogo de Blanche Dubois en Un tranvía llamado deseo, Evelyne  tiene en sus manos la posibilidad de subsanar el problema desplegando  la “bondad de los desconocidos”.

Au sol es uno de los mejores cortometrajes del Festival de este año. Realizado con un sólido guion y con una estética muy particular el corto cuenta una historia que expone la dureza del  actual sistema aeroportuario y deja en evidencia cómo lo humano siempre acaba imponiéndose por sobre lo normativo. Una pieza de gran nivel que demuestra que no es necesario un largometraje para contar una gran historia.

AU SOL (FRANCIA-2015), Dirección y guión:Alexis Michalik, Elenco: Stéphanie Caillol, Évelyne El Garby Klaï, Anne Loiret, Cyril Gueï, (19´- Color). Este cortometraje forma parte del French Film Festival 2016 en la sección Women Tales.

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