Luego del masivo reconocimiento alcanzado con su anterior obra El Viaje de Chihiro, Hayao Miyazaki regresó a la pantalla grande con Las aventuras del Castillo vagabundo, una película basada en la novela de la autora inglesa Diana Wynne Jones y que si bien no recibió la cantidad de galardones que su anterior trabajo, llegó a estar nominada al Oscar 2006 en la sección Mejor película animada (premio que recayó en Wallace & Gromit: la maldición de las verduras).
Con esta nueva pieza, el cineasta japonés retoma algunos arquetipos que viene explotando desde hace un tiempo - y que cada vez dan más identidad a su estilo- tales como el desarrollo de la historia a partir de un cambio sustancial en la realidad de los personajes (recordemos que la historia de Chihiro arranca cuando en medio de un viaje, sus padres se convierten inexplicablemente en cerdos), la incorporación nuevamente de una protagonista femenina (respecto a este punto algunos de sus seguidores más fervientes lo atribuyen a que cada uno de estas heroínas son en realidad un homenaje encubierto que les hace a su madre, su esposa y sus hijas), la aparición de una contrafigura con características mitológicas (en Chihiro, Haku muta hasta transformarse en un dragón alado) y la eterna lucha entre el bien y el mal, representando a este último con la figura de seres con cualidades maléficas, tales como brujas irreverentes o hechiceras despechadas.
La historia del castillo vagabundo transcurre en épocas de la revolución industrial, en alguna ciudad europea del siglo pasado (por las construcciones parece tratarse de alguna ciudad de Holanda o Bélgica) y cuenta la historia de Sophie, una jovencita que trabaja duramente en un atelier de sombreros para poder solventar a su familia, la cual cuenta con escasos recursos. Una tarde, convencida por sus compañeras del taller, decide asistir a la gran fiesta que se lleva a cabo en la gran plaza de la ciudad y que tiene a todo el pueblo dispersado por las calles.
Al llegar al lugar, se mezcla entre la gente y la algarabía, pero al ingresar en un callejón para evadirse de la multitud, es tomada del brazo por un joven que se le presenta mágicamente y le pide en voz baja que lo acompañe sin mostrar resistencia. Así, casi entre líneas, le revela que está siendo perseguido por una maléfica bruja que está enamorada de él y que quiere a toda costa que se convierta en su esposo. Sophie acepta llevar a cabo el favor y en agradecimiento, el joven la lleva volando hacia su casa.
Esa misma noche, cuando duerme, la maléfica hechicera ingresa en su habitación y le realiza un conjuro que la convierte en una anciana de noventa años. Así es como, al otro día, cuando se levanta y ve su nueva identidad, decide abandonar la casa y retirarse a un alejado lugar para que nadie pueda la pueda reconocer y de ese modo, poder comenzar una nueva vida, acorde con su fisonomía y las reducidas capacidades con las que la dejó la malvada bruja.
Así es como, desolada y no pudiendo comprender que es lo que le sucedió mientras dormía, elige irse a meditar a la cima de una montaña y grande es su sorpresa cuando, en medio del llanto más acongojado, es sorprendida por un espantapájaros que le pide que deje de llorar y que se apure, por que se acerca el maravilloso castillo vagabundo y es una excelente oportunidad para que ingrese en él y pase allí el tiempo necesario hasta que encuentre la forma de regresar a su estado anterior.
De esa forma, cuando aparece el pesado castillo móvil (el cual no es más que un amasijo de hierros, caños y otros desperdicios)la joven anciana logra ingresar en su interior, y a partir de ese momento cambiará para ella la noción tradicional de tiempo y espacio. Una vez adentro es recibida por un extraño niño, con poderes sobrenaturales, quien tiene además,la capacidad de cambiar de fisonomía cuantas veces quiera.
Pero alguien más aparte del pequeño mago habita en las moradas del castillo, y es Hauru, aquel que haciendo uso de extraños dones la llevó volando hasta su casa. Es por eso que, a consecuencia de ello y temiendo ser descubierta, Sophie toma la decisión de no develarle quien es en realidad, y les pide encarecidamente a ambos que la dejen quedarse con ellos a cambio de realizar las tareas domésticas dentro del monstruo movible, el cual continúa con su marcha sin destino cierto.
Una vez que los tres personajes sortean algunos problemas y llegan a consolidar una verdadera alianza, asisten juntos a la convocatoria que les hace la bruja oficial del reino, quien ofrece compensarlos volviendo sus vidas a la normalidad, a cambio de que se alisten en las filas de protectores del imperio, ya que una tremenda guerra se avecina y peligra la integridad del castillo movible.A partir de ese momento, sus suertes están echadas. La guerra comienza y saben que si todo sale bien, en poco tiempo todo habrá vuelto a la normalidad y cada uno volverá a encausar sus vidas como si de una pesadilla se hubiese tratado.
En esta apuesta, si bien Miyazaki no innova demasiado en cuestiones de guión, debemos reconocer que en lo que ha demostrado una gran evolución, es respecto del tratamiento visual que hizo de la historia, aplicando en dibujos animados, una serie de planos, encuadres y movimientos de cámara donde en algunos momentos, dan la sensación de estar viendo una película con actores y espacios reales, en vez de un trabajo de animación.
Además de la impecable adaptación que hiciera del texto original y la acertada utilización de actores de renombre para el doblaje de la versión en inglés (Jean Simmons, Lauren Bacall, Billy Cristal y Christian Ball), uno de los elementos fílmicos que logra imponerse con brillo propio sobre los demás, son los excelentes arreglos musicales que Joe Hishaishi y Youmi Kimura compusieron para musicalizar la obra, transformándola en una pieza única y de un gran valor artístico.