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15 Jan
15Jan

La complejidad de los encuentros navideños suele ser uno de los grandes tópicos de nuestro cine nacional. Tal como sucede en Felicidades (de Lucho Bender) o en Una de judíos en el espacio (de Gabriel Lichtman) queda claro que las familias argentinas suelen utilizar dicho evento para exponer sus diferencias, expresar desacuerdos, tejer alianzas de último momento o bien para ponerse a prueba en el uso de la ironía y, en ese sentido, El cuento del tío aparece como una muestra más de esas comedias navideñas en las que los personajes, lejos de imbuirse de la paz del nacimiento del niño Jesús, terminan con el santo encima y experimentando situaciones que merecerían un exorcismo.

 En esta propuesta de Ignacio Guggiari (quien además de dirigir logró un guion excepcional) la cámara se centra en Mario (Luis Ziembrowski) un carnicero que ve como a diario su negocio cae en la ruina y que espera que la noche de navidad, con la llegada del Tío Rodo (Jorge D´Elia) se solucionen todos sus problemas financieros. A partir de ese planteo, se llega finalmente a la noche de navidad y allí la cámara deja al descubierto una galería de personajes dignos de La comunidad de Alex De la Iglesia que interactuarán de un modo tragicómico y cargado de enormes muestras de talento interpretativo de los actores que los encarnan (Alejandra Flechner como la esposa de Mario, Mónica Villa como la tía inquisidora, Martín Slipak como el sobrino de Mario y Silvia Perez como la infortunada esposa del tío Rodo) 

Pero más allá de un elenco que brilla con luz propia y es capaz de resistir cualquier texto que se le pueda poner por delante, la trama supone una historia que demuestra que el director, además de realizador, posee un enorme talento para escribir guiones complejos y que exhiben la inevitable influencia de grandes maestros de la literatura y del cine, siendo en este caso la novela de misterio de Agatha Christie y el cine de Alfred Hitchcock dos de las más evidentes (también habría que mencionar el aire grotesco que se filtra en muchas escenas y que evocan algunos de los mejores gags de Esperando la carroza de Alejandro Doria, película pionera y más alta "Ópera familiae" que haya dado nuestro cine en toda su historia)

Así es como a lo largo de los cortos pero intensos minutos de duración, el espectador asistirá a una puesta casi teatral (ya que la mayor parte de la acción transcurre al interior de un departamento) y se sentirá parte de esa vertiginosa noche de navidad en una casa común en la que, lejos de vivir un momento de reconciliación familiar o promover un espacio de reunión, todos asistirán a un espiral de locura en el que lo siniestro, lo inesperado, lo sorprendente y lo cómico determinarán cada una de las escenas que conforman una de las comedias negras más interesantes de los últimos tiempos. 

Cada uno de los personajes creados por Guggiari, con sus cualidades y psicologías, fueron elaborados de manera tal que se transforman en una pieza de relojería en el desarrollo de la trama -algo que no es común en el cine nacional- y en ninguno de los casos pierden o ganan más protagonismo que otros ya que las famosas frases de “Los últimos serán los mejores” o “Quien ríe último ríe mejor” parecen hacerse carne en sus personalidades marcándolos ética e ideológicamente dentro del conflicto que origina historia.

Sin embargo, otro elemento llama la atención cuando finaliza la historia y que bien merece la pena se le dé un reconocimiento especial: la elección de nuevos actores y otros desconocidos que llevó a cabo el director para sostener la trama. En ese sentido son destacables los trabajos de Maria de Cousandier (en el rol de la tía ultracatólica y que funciona como el brazo moral de la familia) Jonatan Jairo Nugnes (quien realiza el papel del hijo de Mario quien padece un retraso madurativo) y de Ailén Maciel, quien en el papel de la sobrina ingenua y sumida en un mundo de Barbis y princesas de Disney configura uno de los personajes más truculentos e interesantes de la historia. 

El cuento del tío es una de esas películas nacionales que no deberían dejarse de ver y se deberían atesorar en la memoria de nuestro cine. Ello obedece que a más allá de la propuesta divertida y la talentosa forma en que fue pensado el discurrir de la trama, es un excelente ejemplo que casi como una síntesis perfecta expone el enorme talento cinematográfico de nuestro país que, desde sus orígenes, supo formar y parir una estirpe de actores, escritores, directores, fotógrafos y músicos que nos llevaron –y nos siguen manteniendo- como una de las industrias más importantes de Latinoamérica, capaz de competir con cualquier otra del mundo, sin perder jamás la hidalguía.

Calificación: **** (Muy buena)

EL CUENTO DEL TIO (Argentina, 2022) Dirección y guión: Nacho Guggiari, Elenco: Luis D´Elia, Luis Ziembrowski, Alejandra Flechner, Monica Villa, Martín Slipak, Ailen Maciel, Jonatan Jairo Nugnes y Maria de Cousandier, Fotografía: Nicolás Richat y Augusto Latorraca, Música: Maria Compte, Montaje: Daniel Truchi (Color-75 minutos)

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