tiempo estimado de lectura : 4
29 Oct
29Oct

Es sabido que el hombre cuando no encuentra explicación para algunos fenómenos crea mitos. A lo largo de la historia, desde los primeros pobladores, pasando por los griegos y llegando a la edad media (época de mayor producción mítica impulsada desde la religión) los seres humanos desplegaron una serie de interpretaciones que aún hoy se mantienen vivas. Si bien el hombre moderno gracias a la ciencia, la tecnología y los cambios culturales e ideológicos llevados a cabo en el siglo XX, aún cuenta con una serie de temáticas y tópicos que no puede explicar. 

Así es como cuestiones como la supuesta inevitabilidad el destino, la existencia de Dios, la muerte y la aceptación de vida interplanetaria siguen generando las más  diversas interpretaciones y demostrando la inevitable visión de otredad acerca de todo aquello que, en principio, se le aparece como ajeno y diferente.En el caso de la aceptación de la existencia de vida más allá de los confines del planeta tierra el hombre –y en particular el cine de ciencia ficción- han dado mucha tela que cortar. 

De esa forma autores como Ray Bradbury, comunicadores como Orson Welles y una buena parte de series y films americanos producidos en los años 80 (con claros exponentes como V invasión extraterrestre, Cocoon o la inolvidable ET de Steven Spielberg) se hicieron eco de esa problemática llegando a generar verdaderos estereotipos de los supuestos habitantes interplanetarios y elevarlos a un modelo que muchos adoptaron como fidedigno e indiscutible.

Sin embargo, tres décadas después de aquellas piezas,  el hombre sigue viendo en las formas de vida alternativas un potencial peligro para el desarrollo y subsistencia de su raza y sigue, por lo tanto, creando mitos e interpretaciones diversas (y de eso, justamente, trata Circle, el film independiente de Aaron Hann y Mario Miscione, dos nóveles realizadores que  recogieron el guante de los peligros que supone la raza extraterrestre para nuestra humanidad y despliegan con ello un relato interesante aunque cuestionable desde muchos puntos de vista.

En Circle se cuenta la historia de cincuenta personas que, sin saber cómo ni de qué manera, aparecen parados, en círculo, en medio de una sala oscura y que tiene en el centro una esfera luminosa con algunos triángulos que señala a cada uno de los asistentes como si se tratara de banderines de una rueda de la fortuna. A pocos minutos de iniciada la primera escena el espectador comparte la desazón y la incertidumbre de los personajes que comienzan a preguntarse qué hacen allí, como llegaron y para que están. Ninguno de ellos se conoce entre sí y demuestran provenir de diferentes razas (hay blancos y negros), estratos sociales y todos tienen diferentes edades (hay niños, ancianos, mujeres jóvenes y hasta incluso una embarazada).

Mientras intentan una explicación a porqué se encuentran en ese lugar encerrados, una de las mujeres del grupo hace un movimiento intentando dejar el espacio que ocupa y en cuestión de segundos, un rayo lumínico sale de la esfera ubicada en el centro de la sala aniquilándola en un instante. Ante la mirada atónita del resto uno de los miembros parece haber entendido de qué viene la cosa y les pide que no se muevan ni intenten abandonar el lugar porque teme que con el movimiento de los cuerpos la esfera se active y envíe el rayo mortífero.

A partir de allí quienes conforman el círculo comienzan a compartir toda clase de conjeturas y, con el correr de los minutos y por diferentes razones, muchos de ellos son aniquilados por el rayo mortífero. Cuando los muertos apenas alcanzan la decena los que sobreviven comienzan a presentarse y a contar sus vidas, dejando expuestas las razones que tienen para seguir viviendo con la esperanza de que alguien que no está en la sala (y que suponen que es quien maneja al rayo) las tenga en cuenta y les perdone la vida. 

A la vez que comparten las historias muchos de ellos son alcanzados por el rayo y, quienes logran sobrevivir, se van dando cuenta de que en realidad están en ese lugar para decidir quiénes deben morir y suponen que sólo uno saldrá con vida de la siniestra experiencia. Con esa aparente respuesta como realidad inevitable, los que sobreviven se alzan en jueces y comienzan a argumentar las razones por las cuales el resto debe vivir o morir, poniéndose en la postura de dueños de la vida de los otros y, en definitiva, como dijo alguna vez Einstein jugando a ser Dios.

Allí, con ese planteo, los directores logran apartarse de la idea maniquea de hombres-buenos, marcianos o extraterrestres-malos exponiendo a los protagonistas de la historia a desnudar lo peor de la condición humana. ¿Quiénes somos los humanos? ¿Cuánto apreciamos la vida? ¿Podemos determinar la extinción de la vida del otro? Con esas preguntas que en realidad esconden planteos filosóficos profundos, los directores logran un film cargado de suspenso y que, al final, invita al debate y la reflexión acerca de muchas de las cuestiones que plantea.

De todos los aspectos que hacen al film el que más sobresale del resto es la adecuada elección de la estética típica del Dogma propuesto por Lars Von Trier, ya que gracias a ella, el espectador logra centrarse en el aspecto más humano de los personajes -gracias a la abstracción de tiempo y espacio de la que se encuentran en la historia- e indagar acerca de cuestiones del ser que explican muchas de las cuestiones que sufre el mundo moderno tales como guerras, terrorismo o la aplicación de políticas que favorecen a unos pocos y oprimen al resto.

En términos generales la pieza sale airosa de aquello que se propone y, si se tiene en cuenta que está realizada por directores nóveles el mérito es aún mayor. La elección de llevar a cabo el proyecto de manera independiente – y la elección de difundirla a través de redes sociales como Facebook o Twitter-  también hacen de ella una pieza digna de destacar. Lo único que se le puede cuestionar es respecto a algunas de las actuaciones, las cuales no parecen estar a la altura de las circunstancias y que, por momentos, hacen que el ritmo del film decaiga y se torne aburrido.

Con este primer film los directores demostraron un sólido conocimiento del lenguaje y la técnica cinematográfica. La esencia y el talento quedaron claros. Ahora habrá que esperar a próximos proyectos y ver de qué manera superan a este primer film que se está difundiendo a través de medios no tradicionales (se puede ver en Netflix) y que está sembrando amantes y detractores casi por partes iguales.

CIRCLE (EEUU, 2015), Dirección y Guión: Aaron Hann, Mario Miscione, Elenco: Autumn Federici, Carter Jenkins, César García, Fay DeWitt, Gloria Sandoval, Julie Benz, Kaiwi Lyman, Kevin Sheridan, Lawrence Kao, Lisa Pelikan, Música: Justin Marshall Elias, Fotografía: Zoran Popovic, (Duración:87´-Color)

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.