Los actores que comienzan una carrera haciendo películas infantiles o apuntadas al público adolescente corren con un gran riesgo una vez que obtienen el estrellato: Quedar pegados eternamente al género o al papel que los hizo famosos. Y el de Daniel Radcliffe es un típico ejemplo de ello.
Cuando todos pensábamos que con La Dama de negro y la interesante serie A young doctor´s había encontrado la forma de despegar su cara bonita puesta al servicio de la hormona juvenil, experimenta un retroceso con Horns (Cuernos o Daemon, según las traducciones hispana o castiza)una historia de fantasía que parece un híbrido salido de una coctelera que batió seres mitológicos de varias culturas, clichés del J-Horror oriental, algo de iconografía medieval y un par de actuaciones que no logran sacar a flote una historia que resulta entretenida a simple vista pero que esconde un mensaje y un contenido enormemente pueril.
Con el tópico del amor constante más allá de la muerte y las fuerzas esotéricas haciendo lo suyo, Radcliffe le pone el cuerpo a Ignatius, un joven que acaba de perder a su novia (quien aparece asesinada en medio de un bosque alejado de la ciudad) y que, además de no recordar lo sucedido la última noche que pasaron juntos, tiene sobre sus espaldas la mirada del pueblo que le adjudica ser el responsable de la muerte de la joven.
Desde el mismo momento de la tragedia Ignatius comienza a ser perseguido por la prensa local que intenta tener la exclusividad de su testimonio cueste lo que cueste. En paralelo y con toda la presión puesta sobre sí, intentará buscar las respuestas al sinfín de dudas que le aquejan y, por sobre todo, dilucidar cuál fue no sólo la causa de la muerte de la joven sino también aquella por la cual no recuerda nada de lo sucedido en el útimo tiempo.
Pero como si eso fuera poco el destino le tiene jugada una mala pasada ya que, al levantarse, una mañana descubre que le comenzaron a crecer unos inexplicables cuernos en la frente y con ellos experimentará un cambio de personalidad que esconde, detrás de ello, las respuestas al enigma que tanto lo desvela. Con ellos a cuesta, y una estética que cada vez lo asemeja más a los carneros que se utilizaban en la edad media para representar al demonio, Ignatius irá descubriendo una serie de hechos y situaciones familiares que lo colocarán frente a una realidad que nunca hubiera querido escuchar pero que, inevitablmente, deberá asumir sobre todo si quiere descubrir la verdad oculta tras la muerte de su amada.
Contada en forma de flashbacks y con una estructura de raconto, la película es una fábula moderna que deja un mensaje trillado al estilo de “El amor es más fuerte” (o “Ni siquiera la muerte puede con el amor”) el cual puede resultar muy efectista para el público adolescente pero no para aquellos que no entran en ese grupo (y al que parece estar apuntado el film) ya que sentirán que asisten a un festival de verdades de perogrullo, con un guión regular y actuaciones que no se quedarán en la memoria precisamente por su brillantez.
Teniendo todo ello en cuenta, Horns es una buena película para el público adolescente, con una historia de amor de base que sirve como disparador para desplegar una trama entretenida, visualmente muy lograda y con show de buenos efectos especiales que por momento parecen maquillar algunos de los elementos anteriormente criticados, aunque, en el resultado final, no se refleje. Ideal para amantes del género fantástico, de las producciones multimedia y , sobre todo, para aquellos que no le pidan al cine más que un rato entretenido, relajado y cargado de emoción.
HORNS (EEUU-2013), Dirección: Alexander Aja, Elenco: Daniel Radcliffe, Juno Temple, Max Minghella, Kelli Garner, Joe Anderson, Sabrina Carpenter, Alex Zahara, Meredith McGeachie, Kendra Anderson, James Remar,Kathleen Quinlan, Heather Graham, David Morse, Michael Adamthwaite, Nels Lennarson, Guión: Kate Bunin (basada en la novela de Joe Hill), Fotografía: Frederick Elmes, Música: Robin Coudert. (123´-Color).