Luego de la propuesta en la que la que el trillado cliché de la casa embrujada superó ampliamente las expectativas de la crítica (y logró ocupar un espacio privilegiado en la historia de las series de género) los creadores de American Horror Story decidieron doblar la apuesta y para la segunda temporada también optaron por otro lugar común como lo es el asilo u hospicio de enfermos. Si bien los trailers de esta segunda parte arrojaron unas imágenes que daban la idea de que se volvía a renovar el riesgo al cliché, a los pocos capítulos, el espectador se dió cuenta de que el cliché era solo una carta con la cual arrancaron los creadores y montados sobre ella lograron armar una compleja trama que atravesó sin aliento cada una de las escenas que dieron forma a los 13 capítulos que conformaron la serie.
La segunda temporada transcurre en Briarcliff, un antiguo hospicio de enfermos mentales que en la década del 60 fue adquirido por la iglesia y que veinte años antes, en los cuarenta, había funcionado como centro de atención para los miles de enfermos que caían víctimas de la epidemia de tuberculosis que asoló al país en aquellos años. Con ese historial el espectador asiste a la presentación del lugar sabiendo que será imposible apartarse de la negra nube que flota sobre el lugar y que será la causante de muchas de las desgracias que allí sucedan.
La mayor parte de la historia transcurre desde los inicios de la década del sesenta y abarca hasta los inicios de los setenta, utilizando muy poco las décadas pasadas, sólo cuando es necesario dejar al descubierto ciertos indicios o información de los personajes referidos al desarrollo de la historia. Recién promediando la serie hay una referencia al tiempo actual y es allí donde el espectador, lejos de clarificar aquella trama que vió hasta el momento, cae en una nueva duda de cuales fueron las consecuencias que la historia de Asylum dejó en cada uno de los protagonistas.
En esta oportunidad quien protagoniza la historia, al igual que en la primer temporada, también es Jessica Lange. Allí encarna a la Hermana Jude Martin, una madre superiora excesivamente severa y con un declive a los castigos y tormentos para restituir la moral y los preceptos cristianos en aquellos que se han desviado del camino y que, ella cree, que Dios se los pone en Briarcliff para que lleve a cabo su voluntad misericordiosa. Allí es ayudada por Marie Eunice (Lily Rabe), una monja hipersensible y con una personalidad muy débil, la cual la dejará expuesta a ser, a los pocos capítulos, la persona indicada para que el mal se adueñe de su cuerpo y cambie el rumbo de su vida.
Pero además de los enfermos que pueblan el espantoso asilo de Briarcliff (entre los cuales se encuentran los personajes más disímiles y que llevan sobre sí historias que cuesta creer que son ciertas) hay también dos personajes que digitan los movimientos de todo lo que allí sucede: el sacerdote Timothy Howard (Joseph Fiennes) y el Dr. Arden (James Cromwell) quienes tienen secretos y planes en común, por lo cual se enfrentarán a muchas de las decisiones que la Hermana Jude adopta desconociendo las intenciones que estos dos tienen respecto del asilo e incluso de la continuidad de ella misma como la madre superiora del lugar.
Así es como con ese nodo argumental de base y con pequeñas historias que se desarrollan y resuelven dentro de la estructura de cada capítulo (en los cuales no se escatima en echar tinta sobre los horrores de Auschwitz, la presencia del nazismo, los tortuosos tratamientos que la teoría psiquiátrica de la época catalogaba "de avanzada", la homofobia o el estigma que sufrían quienes aseguraban haber pasado por alguna experiencia paranormal en algún momento de sus vidas) hacen que la segunda temporada del horror americano sea de una riqueza argumentativa y visual muy superior a la primera.
Otro elemento que es digno de destacar en esta nueva puesta es la presencia de diferentes homenajes que los directores hicieron en cada uno de los capítulos (cada uno de ellos es filmado por un realizador diferente) y que para quienes son cinéfilos, los descubrirán como verdaderas perlas que evocan a muchos de los films más importantes no sólo en la historia del género terror o thriller psicológico, sino que además, forman parte de los títulos más emblemáticos de la cinematografía mundial (son claras las influencias tenidas en cuenta del cine de Hitchcock, Kubrik y hasta incluso, ciertas reminiscencias del giallo italiano de Darío Argento).
Los diferentes elementos que conforman el lenguaje cinematográfico están pensados de un modo tan meticuloso que sería una banalidad enumerarlos uno por uno, ya que, en todos los casos, alcanzan un nivel de magistralidad tal que quienes se encarguen de contar historias futuras deberían tomarlos como ejemplo y eje para plantear superarse en los relatos.
American Horror Story II, Asylum es una serie más que recomendable e incluso imprescindible para los amantes del género. La superación alcanzada respecto de la historia de la primera temporada logra colocarla como una pieza de culto dentro del amplio listado de películas que Hollywood y las grandes cadenas cinematográficas proponen anualmente.
Por suerte la historia se cierra sobre el final y deja al espectador con más ganas aún de ver las dos propuestas siguientes (Coven, la tercera temporada basada sobre la temática de la brujería y los aquelarres de la edad media que ya fue emitida y Circus, la cual se encuentra en pleno proceso de rodaje y que se verá a través de FOX en el mes de Octubre de 2014).
AMERICAN HORROR STORY. (2012-2013) FOX, Dirección: Ryan Murphy (Creator), Brad Falchuk (Creator), Bradley Buecker, Michael Uppendahl, Alfonso Gomez-Rejon, David Semel, Elenco: Jessica Lange, Sarah Paulson, Zachary Quinto, Lily Rabe, James Cromwell, Evan Peters, Adam Levine, Jenna Dewan, Lizzie Brocheré, Chloë Sevigny, Joseph Fiennes, Mark Consuelos, Clea DuVall, Franka Potente, Britne Oldford, Chris Zylka,Jensen Ackles, Ian McShane, Martha Besse, Frances Conroy, Guión: Ryan Murphy, Brad Falchuk, Tim Minear, James Wong, Jennifer Salt, Jessica Sharzer, Música: James Levine, Fotografía: Michael Goi. (Duración del capítulo: 40´- Color)