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17 Jul
17Jul

En cualquier lugar del mundo rige el famoso dicho que establece que los parientes no se eligen. Sea en Argentina, Rusia o en Italia a cualquiera le puede pasar que no se encuentre a gusto con la parentela y, en algunos casos, hasta incluso tenga que hacerse cargo de ella, pero si eso sucede en el mundo oriental donde la familia es la razón de ser y la amalgama de la sociedad puede derivar en un conflicto digno de ser contado en pantalla grande.

Sobre esa temática es que el director turco Nuri Bilge Ceylan elabora el guión de Lejano, un film sencillo, con pocos personajes pero con una historia intensa y una serie de elementos que la vuelven una pieza verdaderamente poética. O para decirlo en pocas palabras, logra con el film desnudar los claroscuros del alma humana valiéndose de imágenes, sensaciones y paisajes de una Estambul que aparece como un espacio con pocas miras de progreso y un aire de desprecio sobre aquellos que provienen del interior de Turquía.

Lejano cuenta la historia de Yusuf, un joven que vive en una aldea perdida en medio de Anatolia y que ante la falta de trabajo y la miseria a la que parece estar predestinado, decide probar suerte trasladándose a Estambul. Allí vive Mahmut, un primo lejano que dejó aquel páramo desde muy joven y que, a base de mucho esfuerzo y tiempo vivido, pudo convertirse en un fotógrafo profesional y transitar algunos ámbitos académicos, cosa que su primo ni siquiera hubiera imaginado para sí.

Pero no todo es color de rosas en la vida de Mahmut ya que se encuentra en un período de reestructuración de su ser y sobrevive fotografiando mosaicos para publicitarlos luego en revistas. Así es como la llegada de Yusuf a su casa – con la intención al principio de quedarse sólo unos días hasta que consiga trabajo- le traerá cierto aire fresco y un contacto con sus orígenes que, por el hecho de vivir en una urbe tan convulsionada como Estambul, lo volvieron una persona bien distinta de aquella que era cuando integraba el seno familiar.

Sin embargo los días comienzan a pasar y Yusuf lejos de buscar trabajao para dejar a su primo en la normalidad en la que vivió hasta ese momento, se apropia del lugar que le diera aquel y se dedica a pasear e intentar conquistar mujeres que conoce en las calles. Y el conflicto sobreviene entre ambos como una consecuencia lógica de la asimétrica relación a la que están sometidos ya que ni Mahmut puede convivir con nadie ni Yusuf está dispuesto a que su primo le pongan límites (quien además de pedirle que consiga un trabajo y que se marche le pide que cumpla con las normas mínimas de convivencia tales como cuidar de no hacer ruidos, limpieza, prohibición de fumar en determinados lugares de la casa o bien llevar mujeres en horarios en los que él tiene que ocupar su estudio o descansar en la que, en definitiva, es su propia casa).

Con esta historia sencilla de desencuentros y reyertas entre dos primos, el director se propone mostrar la ambivalencia que se vive en Estambul (y que en definitiva también es el reflejo de lo que sucede en la mayoría de las poblaciones de Occidente) respecto de la diferencia que existe entre las poblaciones urbanas y las rurales y las diversas idiosincrasias que dejan al descubierto una desigualdad social profunda.

Y de fondo el casco urbano de Estambul con sus ensoñadas callejuelas y cúpulas bizantinas, todas rodeadas de una espesa niebla invernal que parece una metáfora del estado en el que se encuentran las almas de los personajes, sin rumbo, sin futuro y con un pasado a cuestas que ronda todo el tiempo como un fantasma de inevitable regreso.

El film está contado con un ritmo algo lento (por momentos comparable a ciertas piezas del cine francés de la década del sesenta) aunque gracias a la belleza de muchas de sus imágenes compensa cierto retardo en el desarrollo de la trama (el recorrido que ambos primos realizan a bordo del pequeño Smart del fotógrafo en pleno atardecer por la meseta de Anatolia es uno de los más bellos que se haya visto en films provenientes de ese lugar del mundo). 

Sobre el final, con actitudes de ambos personajes que logran resolver el conflicto, paradójicamente de modo conflictivo, podría interpretarse como una crítica del director hacia la institución familiar y un guiño hacia la pregunta de ¿hasta cuanto uno debe soportar para mantener la unión familiar y no romper con ello un mandato social?
Lejano es una película muy recomendable para aquellos que tengan cierto gusto por las temáticas dramáticas, asimismo para quienes vean en el cine la posibilidad de entender y dilucidar algunas cuestiones de la sociedad moderna o bien del mundo oriental que muchas veces se nos presenta ante los ojos como un verdadero oxímoron difícil de comprender.

LEJANO (2002, Turquía), Dirección: Nuri Bilge Ceylan, Elenco: Muzaffer Özdemir, Emin Toprak, Zuhal Gencer, Ebru Yapýcý, Feridun Koç, Fotografía: Nuri Bilge Ceylan, Música: Erkan Aktas, (110´-Color).

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