A lo largo de los años los cristianos – mucho más que los devotos de cualquier otra religión- aseguran haber sido testigo de diferentes manifestaciones tanto de la figura de Cristo como de su madre, la santísima Virgen María. Desde aquellos pastorcitos de Fátima a los niñitos de Lourdes pasando por las jovencitas que aseguraban haber estado cara a cara con Teresita de Lisieux, las apariciones sobrenaturales fueron, son y serán un tema de discusión y basamento de algunos paradigmas que, en algunas sociedades, por sus propios tabúes, esconden o deciden no dar a conocer.
Con ese background arranca el film de Namir Abdel Messeeh, un joven egipcio afincado en Francia que vive junto a sus padres (convertidos al catolicismo) y que un día, gracias a un video que comparte junto a su madre acerca de la aparición de la Virgen María en diferentes iglesias coptas de Egipto, decide comenzar una investigación y rodar un documental que logre echar luz sobre las misteriosas apariciones.
De ese modo se pone en la búsqueda de un productor y en cuanto este aparece, el joven Namir se embarcará hacia El Cairo para comenzar con el arduo e interesante trabajo de campo. Apenas le comunica a la familia la decisión de rodar una película referida al tema de las apariciones, recibe una negativa por parte de sus padres y, especialmente, de su madre, el pedido expreso de que, si aún frente al consejo de ambos igual decide ir a rodar a Egipto, que no se le ocurra exponer a su familia y mucho menos filmarlos para que aparezcan en la pantalla grande.
El joven lleno de entusiasmo desembarca en El Cairo y allí se encontrará con una ciudad y una realidad muy diferente a la que su padres supieron darle en la ciudad luz, lo cual queda reflejado en cada una de las entrevistas que, cámara en mano, realizará intentando dar con algún interlocutor que testimonie que ha tenido un encuentro con algunas de las tantas vírgenes reconocidas por la iglesia católica.
Al pasar los días y aceptar que en El Cairo no encontrará nada interesante para filmar, el joven decide emprender un viaje hacia el pueblo donde residen sus familiares y ver si alguno de ellos le puede dar una pista o una señal de cómo y por dónde buscar a los testigos que hayan vivido la experiencia en carne propia.Y al llegar allí se encontrará con una realidad más que insospechada y que, en pocos días de convivencia con ellos, le significará un replanteo no sólo del film que intentaba hacer sino de la concepción que durante años su madre intentó imprimirle acerca de lo que significaba la vida en oriente y que él, inmiscuyéndose entre ellos, descubrió como falaz y mentirosa.
Cuando su madre se entera de que desobedeció su pedido e igualmente visitó a los parientes, decide tomarse un avión y acompañarlo, ya que estando allí podría monitorear y controlar todo aquello que digan o hagan y así estar tranquila que nada de su vida se develará ni que harán el ridículo frente a cámara, algo que sus amigas francesas no le perdonarían si los vieran en pantalla grande.
A partir de ese momento Namir sigue entrevistando a los citadinos acerca de la virgen pero se da cuenta de que en realidad la historia más rica para contar es la que sucede con su propia familia y que tiene que ver con aquello que no se dice, se rechaza y se margina aun cuando todos esos prejuicios provienen de alguien que nació y se crio en ese mismo seno. Y es por eso que el joven descubre que la verdadera película es la de la historia familiar y las complejas relaciones que suceden, antes que la de la aparición de la Virgen en cualquiera de las iglesias de pueblo.
Pero ante la negativa de poder informar acerca de un cambio de planes y que se dieran cuenta de que el centro de atención ya no era más la virgen sino ellos mismos, decide contar la aparición de la Virgen de un modo ficcionalizado y con los familiares como protagonistas, los cuales aceptan actuar frente a cámara (haciendo de ellos mismos) y terminan dejando al descubierto el modo de vida, de creencias y de cómo se relaciona con la cultura y la religión el actual hombre musulmán convertido al cristianismo (con todo lo que ello implica en el mundo islámico).
La película tiene una gran frescura y la gracia que a muchos documentales les falta ( aunque ¿es este un documental o un drama social contado en estilo documental?) y el hecho de que el joven director sea a su vez actor y exponga ante la cámara la serie de vicisitudes (materiales, formales, económicas, familiares) que debe sortear para poder llevar a cabo el film valen más o tanto que la misma imagen de la virgen sobrevolando los cielos o el testimonio de algún iluminado que asegure haberla visto.
Si bien la trama es simple y está contada en tono autobiográfico esconde en su interior cuestiones interesantes y que sobrevienen inmediatamente que se abandona la sala (entre algunas están el rol de las creencias religiosas en el mundo oriental, la figura de familia en oriente y occidente, la negación por el pasado inevitable que a cada uno de los personajes le ha tocado en suerte y la veracidad de muchos de los fenómenos relacionados con la fe y la espiritualidad).
Una película que vale la pena ver. Un film cargado de bellas imágenes, plagadas de elementos costumbristas y que deja en claro que, para alcanzar una gran obra, no es necesario aspirar a cuestiones metafísicas sino simplemente agudizar la vista y hacer foco en esas pequeñas historias que nos rodean y que dicen mucho o más que aquellas recargadas de misterio.
LA VIERGE, LES COPTES ET MOI (Francia, Egipto-Qatar, 2012) Dirección: Namir Abdehl Messeeh, Elenco: Namir Abdehl Messeeh, Namir Abdehl Messeeh (98´- Color)