Si bien los directores del expresionismo alemán fueron pioneros en crear los monstruos más aterradores que se hayan visto en la historia del cine, los americanos hicieron lo suyo al fomentar el cliché del grupo de viajeros que tras sufrir los embates de un clima tempestuoso, acaban buscando refugio en casas recargadas de elementos fantasmagóricos, misteriosos y paranormales.
Así es como si bien este disparador fue copiado hasta su saturación por miles de realizadores de todos los tiempos, no caben dudas de que todos los Films que se han hecho con esta temática , el mas original sea El Caserón de las sombras, la interesante pieza de James Whale (aquel director estadounidense que además de haber sido un innovador en el mundo del terror paso a la historia como el cineasta que posibilitó que Boris Karloff se rigiera como una de las figuras mas representativas del género).
El film de Whale comienza con dos hombres y una mujer que van en un auto en medio de la noche y son sorprendidos por una terrible tormenta, la cual les imposibilita que sigan manejando. Así es como viendo modificado su normal desplazamiento en el camino, paran el auto justo delante de una casa que, pese a ofrecer un aspecto fantasmagórico, se les presenta como la única posibilidad para hacer un alto en el trayecto y pasar la noche. Al descender del vehículo, los tres pasajeros golpean a la puerta, y tras no recibir ninguna señal que demuestre signos de habitantes en la casa, son atendidos por un mayordomo con cualidades lobeznas (interpretado por Boris Karloff) quien sin decir una sola palabra, los recibe y les permite el ingreso a la mansión.
Una vez dentro, el matrimonio formado por Margaret (Gloria Stuart) y Phillip (Raymond Massey) mas el amigo que los acompaña (Melvin Douglas) se encuentran con los dueños de casa, que no son otros que una extraña pareja de hermanos integrada por un hombre flaco, alto y ojeroso, y una anciana con cualidades de bruja, quien además de mostrarse como una mujer enigmática, no tiene reparo en manifestar su disconformidad respecto de la hospitalidad brindada por su hermano.
De esa forma, los invitados se sientan a la mesa con los dueños de casa, y a partir de ese momento, comienzan a darse cuenta de que en la misteriosa casa se esconden muchos mas secretos que los que sus dueños están dispuestos a compartir con ellos. El primer episodio que los hace dudar de la integridad psíquica de los moradores sucede cuando Margaret es acompañada por la Señora Rebecca (genialmente interpretada por Eva Moore) hasta una misteriosa habitación, y allí le revela que en ese mismo lugar agonizó su hermana menor hasta el día de su muerte, con lo cual, la blonda diva hollywoodense comienza a transitar un estado de alteración mental que la mantendrá en vilo por el resto de la historia.
Mientras tanto, en la amplia mesa puesta para los comensales, los dos invitados y Horace Femm (el ojeroso dueño de casa) comienzan a transitar un camino en el cual se confiesan y escuchan mutuamente algunos de los secretos que la familia Femm tiene escondidos tras los amplios corredores de la mansión, que no son otros que el de tener a un padre longevo encerrado en una habitación especial, y a un hermano loco al que tienen aislado del resto de los habitantes por miedo a que cometa “una locura”.
Pero lo cierto es que el punto de giro más importante de la historia , lejos de ser el momento en que los invitados deciden ponerse a investigar algunos de los puntos oscuros que caracterizan a este dudoso grupo familiar, sobreviene en el mismo momento en que llaman a la puerta y hacen su ingreso un hombre gordo y una bella mujer, quienes al igual que los huéspedes que llegaron primero, también fueron afectados por el temporal y detentan un refugio seguro, al menos por unas horas hasta que pase la tormenta.
Y así es como con la llegada de los nuevos visitantes, James Whale comienza a desplegar en imágenes las bondades de un interesante y prolijo guión en el cual todos los habitantes de la casa (incluidos los fantasmagóricos hermanos) quedarán a expensas de atormentadas mentes de los dos personajes que se niegan, desde el principio de la historia y que no son otros que un anciano de ciento dos años y un hijo loco encerrado en el altillo, víctima de una locura incipiente y que transformará – a partir de la segunda parte de la historia – en el encargado de llevar a cabo el verdadero nodo argumental de la trama.
A simple vista, este film podría encuadrar dentro de lo que todos conocemos como género de terror o misterio , pero lo cierto es que tal categorización implicaría desmerecer algunos otros elementos, que si bien no pertenecen al género en sí mismo, le otorgan a la pieza un color diferente y que, sin dudas, son los que influyeron para que sea considerada una verdadera obra maestra dentro del mundo de las “horror movies” (esto puede verse en la inclusión de elementos románticos dentro de la historia –tales como el loco habitante que con fuego intenta acabar con los ardides de su locura o el anciano que encuentra en la desconocida pareja un lugar para revelar el terrible secreto familiar – o bien en aquellos que responderían perfectamente al melodrama, tal como la pequeña historia de amor que surge entre la desenfadada mujer que llega a la casa y el amigo del matrimonio, el cual adopta identidad dentro del relato y que sirve para descomprimir la tensión producida en el espectador)
Por todo lo expuesto, El Caserón de las sombras, además de ser una pieza fundamental en la historia del cine, es una buena oportunidad para disfrutar del genio interpretativo de Boris Karloff (el gran maestro de la actuación) quien a través de sus inolvidables papeles, se transformó en uno de los mayores mitos que dio el cine en casi toda su historia.
EL CASERON DE LAS SOMBRAS (1933, Estados Unidos) Dirección: James Whale, Elenco: Boris Karloff, Melvin Douglas, Raymond Massey, Gloria Stuart, Ernest Thesiger, Eva Moore, Brember Wills y Elspet Dudgeon, Fotografía: Arthur Edeson (ByN, Duración: 73 minutos)