Que Hollywood y el star system americano fueron, son y serán una picadora de carne nadie lo puede negar. Sobre ese tópico trillado hasta el cansancio y una necesidad innegable de mostrar las filias y fobias de las que padece el corazón del mundo del entretenimiento es que la directora francesa Coralie Fargeat construyó una de las películas más interesantes de los últimos tiempos no sólo por la renovada y particular forma de abordar el tema sino por cómo experimentó con el lenguaje cinematográfico.
En La sustancia Demi Moore interpreta a Elisabeth Sparkle, una famosa profesora de gimnasia que desde hace años lidera la audiencia con un programa de esos que abundan en las mañanas y que tienen a las amas de casa como fieles seguidoras. Así es como un día el directivo del canal para el cual trabaja decide desplazarla de la pantalla (por creerla vieja y pasada de moda) y renovar el programa contratando a una jovencita que bien podría ser su hija.
A partir de ese momento, la vida de la entrenadora estrella da un giro de ciento ochenta grados y de un modo casi epifánico, queda frente a una extraña propuesta que promete devolverle la juventud, la lozanía de su cuerpo y la belleza perdida, a cambio de que siga una serie de instrucciones – en apariencias sencillas- y que terminarán desatarán una extraña sucesión de cambios y acontecimientos que la pondrán como la protagonista de un verdadero infierno.
Con esta versión renovada del mítico caso del Fausto de Goethe (donde un hombre pacta con el diablo la juventud y la vida eterna) la directora francesa se entromete con algunos temas tabú de la sociedad capitalista y que está relacionados con los prototipos sociales de belleza que impone la sociedad, la dictadura de los medios con la que aquellos prototipos se propagan, la utilización y deshecho de los cuerpos tenidos en cuenta como mercancía y no como receptáculos de humanidad y la involución a la que están sometidos los seres humanos en un siglo que aún parece no encontrar luz del faro que lo guíe.
En ese sentido, la pieza de Fargeat – extremadamente vertiginosa y atractiva desde lo visual- se transforma en una fábula posmoderna en la que el final opera como moraleja inevitable de lo que le sucede a los que, amparados en intentar la permanencia y el éxito duradero, ponen en juego lo más preciado que tiene el hombre que no es ni más ni menos que la capacidad de “ser humano” con todo lo que ello implica. Quizás ese sea uno de los puntos que mejor definen al film y que invitan al espectador a pensar en porqué Hollywwod aceptó mostrar esta historia, aún a sabiendas de que supone una de las críticas más feroces que se han hecho hasta el momento y que superan a otras que rozaron el tema superficialmente o en tono de comedia tales como Brazil, La muerte le sienta bien o la reciente Crímenes del futuro de David Cronenberg en la que un grupo de personas comienza a cambiar la fisonomía y funcionamiento de sus cuerpos en función de las necesidades que cada uno cree tener.
De todos los elementos que componen el film, definitivamente la actuación magistral de Demi Moore -poniéndole el cuerpo a la atribulada y frágil Elizabeth- es uno de los que más permiten materializar la compleja estructura dramática y la vertiginosidad emocional que atraviesa el personaje mientras dura el proceso de metamorfosis que comienza de modo traumático y que gana intensidad hasta el final de la pieza. Asimismo, debe reconocerse que tanto la fotografía ejemplar de Benjamin Kracun (quien logra fotogramas para atesorar en la historia del cine) y la composición musical creada especialmente para el film son dos de los elementos que más jerarquizan la pieza y la elevan a la altura de una obra maestra que cabalga entre el género ciencia ficción y el horror.
Por ello, La sustancia, más allá de ser un verdadero hallazgo y una muestra de cuanto aún queda por experimentar en el mundo del cine, obliga al espectador a reflexionar acerca de un tema que ya es un trauma de la humanidad toda que atraviesa geografías, lenguas y mentalidades y que deja en claro que, a medida que pasan los años, lejos de aceptar el inevitable paso del tiempo y la inexorable finitud de la existencia, el hombre cada vez se aferra más a la tierra, a lo material y todo aquello que, claramente, lo aleja de la trascendencia.
Calificación: **** Muy buena
LA SUSTANCIA, Reino Unido-2024, Dirección y guión: Coralie Fargeat, Elenco: Demi Moore, Margarteh Qualley, Dennis Quaid, Musica: Rafferty, Foografía: Benjamin Kracun, Duración: 140' - Color