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13 Aug
13Aug

¿Que tiene que tener un video para convertirse en viral?.Seguramente muchos dirían que al pensar en el concepto de "viral" enseguida sobreviene la idea de un video corto, casero, con alguna temática divertida (generalmente son videos graciosos donde gente común expone ciertos dones o talentos) y con contenidos livianos. Pero lo cierto es que, al ser internet un medio propicio para la difusión de diferentes videos, algunos directores encontraron en esta modalidad no sólo una forma de difundir sus trabajos sino, además, alcanzar con ellos una viralidad tal que deja al descubierto que una pieza de nivel también puede alcanzar niveles de popularidad insospechados.

Ese fue sin dudas el caso de Ni una sola palabra de amor, el cortometraje de El Niño Rodriguez que significó no solo el video más visto en Argentina durante el 2013 sino que además dejó en claro que un producto de nivel puede competir con los miles que a diario se suben a la red y alcanzan rankings de masividad a los cuales es muy difícil hacerles frente.

Lo que hace genial a este logrado cortometraje es la transformación de una cinta de contestador automático comprado en un mercado de pulgas en una pieza que alcanza el nivel de grandes obras de la cinematografía mundial. Al verlo por primera vez es casi imposible no hacer un paralelo con aquella versión de La voix humaine de Jean Cocteau (interpretada por Anna Magnani) donde una desesperada mujer sobrevive únicamente por la voz de su amante que al otro lado del teléfono le contesta a sus ruegos de amor con fríos monosílabos.

 Si bien el guión de este corto es uno de los mayores aciertos (puesto que es muy difícil articular una historia con diálogos de audio ya realizados) el trabajo Andrea Carballo (en la piel de la atribulada María Teresa) merece más que un reconocimiento y, seguro, luego de la aparición del video a nivel masivo, recibirá varios premios en diferentes festivales internacionales por que bien vale un reconocimiento.

Además, la dirección de arte,el vestuario, la musicalización y la impecable fotografía explican por qué Ni una sola palabra de amor fue uno de los mejores cortometrajes de la Argentina de los últimos años. Un verdadero orgullo que demuestra el talento que tienen las nuevas camadas de cineastas que se forman a diario en las decenas de universidades e institutos de cine y que dejan al descubierto que se encuentran al nivel de cineastas internacionales.

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