"Ustedes cuéntenla como quieran... que somos dioses, que somos hombres, que somos buenos, que somos malos, pero que quede claro que no somos fantasía."
Corre el año 2009 en el convulsionado Isidro Casanova. La cámara se entromete en una escena de reanimación dentro del Hospital Paroissien. El médico (Diego Velazquez) hace lo imposible por salvarlo pero el paciente igual se va. Y el monitor, con la delgada línea plana acompañada del sonido tan temido, así lo confirma. En ese mismo momento aparece un policía vestido de traje (Luis Ziembrowsky) y, en tono de sorna e ironía, le dice que no se preocupe por que ese último deceso se suma a la larga lista de fracasos que tuvo como profesional. El médico con lágrimas en los ojos y el sentimiento de la frustración a flor de piel se dirige a un teléfono y, luego de intentar explicaciones justificatorias por no haber asistido al cumpleaños de su hija, queda en el mas absoluto silencio tras el corte abrupto y voluntario de su esposa al otro lado del auricular.
Sólo con semejante planteo ya se podría comenzar a desplegar un drama digno de pantalla grande, pero no, en Kryptonita esa pequeña presentación de personaje sirve para dar inicio a una historia vertiginosa, violenta y cargada de adrenalina, que comienza en el mismo momento en que ingresa en el hospital un grupo de sospechosos portando el desplomado cuerpo de un hombre que acaba de ser baleado (Juan Palomino).
Entre ellos hay tres hombres (Nicolas Vazquez, Diego Cremonesi y Carcas) una travesti inspirada en la Mujer maravilla (Lautaro Delgado) y una joven paraguaya mezcla de Bonny and Clyde con Miranda! quien no tiene ningún reparo en manejar armas de guerra ni en exhibir sus conocimientos de sicariato.Así es como el médico que aún no había podido sobreponerse al deceso del paciente, deberá poner todos los medios a su alcance para salvar la vida del hombre que portó la banda bajo pena de pagar con su pellejo si “antes del amanecer” no logra traerlo nuevamente a la vida.
Lo que viene de ahí en más es una secuencia de situaciones que bordean el paroxismo pero que llegan dosificadas al espectador gracias a la adecuada combinación de elementos dramáticos atravesados por situaciones tragicómicas y flashbacks muy ricos visualmente que permiten conocer la naturaleza, las filias y las fobias de cada uno de los personajes que integran la banda, provocando con eso la inmediata identificación y complicidad con alguno de ellos.
Con el devenir de la noche y varios intentos por revivir a aquel que parecía muerto, el médico y la enfermera (únicos dos representantes del hospital) vivirán una serie de situaciones que los exceden y atemorizan aunque, por momentos, logran quedar invisibilizados dentro del grupo de la banda, quienes luego de exponer sus dramas, sus temores y virtudes, dejan expuesta una realidad que, en su esencia, no se alza muy diferente de la de ellos.
Pero el drama parece ser retroalimentado y potenciado con cada escena ya que cuando el espectador logró metabolizar los complejos personajes que aparecen frente a sus ojos, hace su entrada Diego Capusotto encarnando a un Guasón del conurbano, quien parece recién escapado del neuropsiquiátrico (o echado por la fuerza de una fiesta de disfraces) y que llega a la guardia del hospital sin otro propósito más que desestabilizar a la banda y acentuar con sus conductas burlonas una brecha que se supone anterior al conflicto planteado en la trama.
Sin embargo, la visita del guasón tercermundista no es la única que llegará hasta la guardia del Paroissiene ya que un tal Federico (en alusión a su pertenencia a la Policía Federal) realiza su entrada triunfal entre molotov y la aceleración rabiosa de su moto último modelo para acompañar a la banda de malhechores que, para esa altura, se encuentran rehenes dentro del hospital y con un despliegue del Grupo Geof en las afueras del establecimiento, quienes los instan a abandonar a los cautivos y a rendirse en un marco de condiciones que parecen razonables pero que provocan la desconfianza del grupo y los obliga a tomar un cambio de rumbo según lo que habían planeado.
De ahí en más lo que sobreviene es un espiral de situaciones bizarras, violentas (influenciadas por los westerns clásicos y por el cine de Tarantino) y cargadas de efectos especiales, algo que llama la atención al principio pero que son la clave fundamental para entender de qué va la verdadera naturaleza de los personajes y que justifican, con ello, el curioso título del film.
La pieza adaptada de la obra homónima de Leonardo Oyola (publicada en 2011 bajo Random House Mondadori) es una aparente historia de aventuras, que bien podría estar inspirada en un cómic o en un grotesco moderno pero, en realidad, esconde tras la trama y en algunos de los diálogos un corolario de los dramas que viven a diario quienes forman parte del colectivo más vulnerable de la población y que por haber nacido en uno de los estratos sociales menos favorecidos, deambulan por la vida sin más posibilidad que la de delinquir o ejercer la violencia como forma de oponerse a la que, desde el Estado, se ejerce contra ellos.
El film de Nicanor Loretti pese a contar con un elenco destacable y actuaciones que, en algunos casos, alcanzan momentos memorables no llegan a constituir una unidad de nivel. Portadora de una estética desprolija y por algunos momentos molesta (ejemplificada en una iluminación deficiente o el uso excesivo de los elementos que denotan la decadencia en el hospital) el film provoca más rechazo que aceptación.
Asimismo muchas de las situaciones plantedas sufren por momentos de un viciado hiperrealismo narrativo, escénico y actoral, el cual sumado a lo inverosímil que resulta el planteo de la pieza, acaban volviéndola una película perfectamente olvidable y que lejos de ocupar un sitio privilegiado dentro del cine nacional, quedará en el olvido como un intento más de lo que pudo haber sido y no pudo.
Calificación: *** (Buena)
KRYPTONITA (2015-Argentina), Dirección y Guión: Nicanor Loretti, Elenco: Juan Palomino, Pablo Rago, Jorge Sesán, Diego Capusotto, Lautaro Delgado,Susana Varela, Diego Cremonesi, Sofía Palomino, Pablo Pinto, Diego Velázquez,Nicolás Vázquez, Carca, Sebastián De Caro, Fotografía: Mariano Suarez, Música: Dario Georges (Duración: 80´-Color)